Luis Muñoz: ¡¡¡Ábrete un blog y bloguea La Cisterna¡¡¡

20 de septiembre de 2008


Luis Muñoz es un cabrón cojonudo.

Luis es un gruñón y atufaba a todo quisqui en la Redacción con el humo de sus puros.

Hace más de diez años, podía gastarse 1.200 pelas en un Cohiba Lancero, o Corona, aunque recuerdo que le encantaban los Montecristos del número 3.

Cuando era becario, me invitaba a cenar. El menú, más o menos, siempre el mismo: una salchicha de las gordas troceada sobre una lechuga troceada y un Sanfrancisco, un maxibocata con lomo, bacon, lechuga, queso, tomate..... Luego, un irlandés y un par de gin tonics.

Nunca me dejaba pagar (tampoco hubiera podido). Argumentaba: "Pagarás cuando ganes lo que gano yo".

Cuando me quedé sin casa, me alojó en la suya. No problemo. Esa primera noche, entre batalla y batalla abrió una botella de Ron Pálido de Motril Reserva.

Creo que lo único que le ha jodido verdaderamente de toda una vida dedicada al Periodismo fue que la noche del golpe de Estado del 23-F él no estaba en su periódico, El Correo de Bilbao, porque iba a ser y fue padre.

Pero a cambio sí estuvo en Gernika cuando los abertzales le montaron el pollo al Rey en la Casa de Juntas.

Le encantaban las motos -tenía una Yamaha 650 que yo adoraba - y ahora se ha amariconao y tiene una BMW.

Recuerdo cada una de sus lecciones como un mandamiento de Dios a Moisés: "Si sabes titular sabes redactar". "Noticia es lo que dice tu director". "En la información serios, en los reportajes, cachondos". "El diseño no es más que el 10% de un periódico pero hay que cuidarlo igual".

Y millones de lecciones magistrales más.

Luis Muñoz fue mi redactor jefe y me enseñó todo lo que sabía. Lo increíble es que yo lo aprendí.

Siempre se lo agradeceré.

Siempre.


Hoy, he leído su columna (bueno, es toda una página), que se llama La Cisterna, en el periódico La Opinión de Granada.

Y, me he muerto de la risa.

A carcajadas.

A mandíbula batiente.

Luisón, coño, ábrete un blog.

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