La Generación Nocilla versus JAWKI (Journalism as we know it) , por Inés Gallastegui

3 de noviembre de 2009

Este artículo es el segundo de Los Debates de los 1001Medios.

Hoy comienza en la Universidad Carlos III una jornada que debatirá sobre la muerte de los periódicos. He hablado con Inés Gallastegui, compañera de Universidad y de trabajo, también de vida, y tras tres horas de conversación le he pedido que me escriba este artículo, que creo que tiene suficientes argumentos para un debate con sentido.

Esta es la jornada
¿Han muerto los periódicos? ¡Viva el periodismo! La UC3M reflexiona sobre los retos del
periodismo en la Red. Resumen: El grupo de investigación de Periodismo y Análisis Social: Evolución, Efectos y Tendencias (Paseet) de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) organiza la jornada: “¿Han muerto los periódicos? ¡Viva el periodismo!”, el martes 3 de noviembre, desde las 9h. en el Aula Magna del campus de Getafe. Con esta iniciativa se profundiza en los retos del periodismo en Internet, contando con experiencias de participación y las nuevas audiencias. Esta jornada contará con la asistencia de numerosos expertos en comunicación y nuevas tecnologías.

Este es el artículo
Periodismo JAWKI (Journalism as we know it)

Me llamo Inés Gallastegui y creo en el periodismo de papel.

(Abucheos. Risas. Un aplauso. Más abucheos. Más risas. Un tomatazo.)

Sí, creo.

No soy ni he sido nunca una de esas creyentes del periodismo. Nunca he querido ser corresponsal de guerra (y eso incluye cuando era una ilusa estudiante que no pensaba tener hijos). Nunca he creído en la sacrosanta función del periodismo como guardián de las esencias de la democracia. Siempre he desconfiado de la mitomanía de la profesión. Soy una escéptica, lo confieso, desde mi más tierna licenciatura.

Y sin embargo, sí, creo.

No creo en el periodismo como religión, un altar al que uno ofrece la vida y la salud pensando en un más allá que nunca llega; una entrega que en el mejor de los casos te premian con una cena de borrachos, un reloj barato y una oleada de tristes y forzados artículos de homenaje.

Creo en el periodismo como una profesión, como un oficio, como un negocio. Y ya es bastante.

Ahora nos dicen que somos una especie en extinción. Así, con cuarentaypocos años, somos prehistóricos, obsoletos, redundantes. Que todo lo que hemos aprendido no sirve para nada. Que cualquier chaval de veinte sabe mil veces más de lo que se cuece en internet. (Y ya he dicho la palabra mágica).

Conozco un montón de gente culta, sensata e interesada por el mundo que ¡lee periódicos de papel! ¡incluso libros de papel…! Pero me dicen los oráculos de internet que esas personas están a punto de morirse. Posiblemente yo no lo he notado, ya que no tengo Ni Puta Idea de periodismo del futuro -ni de medicina, ya que estamos-, pero esa gente que lee periódicos y libros (y manda e-mails y navega y se ríe y gasta dinero en lo que quiere y viaja y educa a sus hijos y tiene poco más de cuarenta años…), todos ellos, padecen una mortal enfermedad que les hará extinguirse de aquí a un lustro, igual que seremos borrados de la faz de la Tierra los dinosaurios-periodistas del papel.

Le cuento a mi colega Barrera la siguiente parábola:

“Tenemos una fábrica de chorizos. Durante décadas, nos fue bien: los niños merendaban bocadillos de embutido. Cuando las ventas empezaron a reducirse, sacamos una línea de delicatessen, otra de productos para cocinar y una tercera de patés. Como las cosas seguían flojas, nos diversificamos y empezamos a producir jamón serrano, de York, salchichón y mortadela. Pero este año todo se acabó. Un grupo de expertos viene a nuestra fábrica (a cambio de un pastón ) y nos dice que los embutidos están acabados. Que sólo el 20% de la población consume nuestros productos. Que el 80% prefiere la crema de cacao. Da lo mismo que saquemos jamón y chorizo en taquitos; la línea ‘light’; el formato sandwich… Somos obsoletos, prehistóricos, redundantes… Un trabajador pregunta cómo haremos para que la carne sepa a chocolate, y le despiden por dinosaurio. “¡¡¡¡Hay que adaptarse, joder!!!!”, grita el gerente con la vena a punto de estallar…”.

Barrera me pide que lo escriba. Y yo pregunto: ¿de verdad la gente que está en internet quiere periodismo? ¿Por qué los nuevos gurús de la comunicación conceden tanto crédito a lo que los usuarios de internet que jamás han consumido periodismo ni tienen intención de hacerlo piensan de nosotros, los periódicos? ¿Por qué en cambio debemos descuidar a los que sí nos quieren? Si el ‘tomate’ no ha terminado con el telediario, ¿por qué los blogs, las redes sociales, las páginas de entretenimiento, van a acabar con la información digital? ¿No deberíamos aceptar, de una vez, que el periodismo de calidad es un producto para un porcentaje minoritario de la población? Tal vez en este momento de confusión, de una aparentemente infinita oferta informativa, nuestros consumidores se pierdan, se emocionen con la variedad, nos dejen. No cabe duda de que hay que mejorar, cambiar, adaptarse. Por supuesto, tenemos que estar en internet. Más aún: tenemos que ‘ser’ internet. Pero nunca, nunca, conseguiremos cambiar el hecho de que el periodismo consiste en contar lo que pasa con un compromiso ético por la verdad y una garantía profesional de calidad.

Que me perdonen los dioses digitales por esta fósil-pregunta, pero ¿dónde está en la red la verdad bien escrita?

Somos chorizo. Por más que lo intentemos, nunca, nunca seremos nocilla.



1 comentarios:

JeCabrero dijo...

Me encantó. Muy mucho. Aunque espero poder decir algún día dónde está la verdad bien escrita en Internet (algunos hacemos lo posible porque se vea). Sea como sea, genial Inés ;)

UA-2404442-2