Edurne Arbeloa: "No se puede hacer ya reportajes sobre nada porque la podredumbre ha invadido las empresas de comunicación"

29 de diciembre de 2010

A Edurne la conocí gracias al Servicio de Alojamiento de la Universidad de Granada. Yo alquilaba una habitación en mi casa del Realejo (tenía muchos, muchos, muchos líos en aquella época, que ya contaré otro día) y me apunté en este servicio de la UGR. Llamó mucha gente, casi todos guiris. Estando en Madrid me llamó Edurne. Quedamos el viernes en el Candela, para variar. Yo llegué como tres horas tarde, pero le dije (ya había móviles en aquel 1998) a Mikel, el dueño, que me la cuidara bien.

Cuando llegué allí estaba. Guapa, navarra, con una sonrisa de lado a lado, la mirada inquieta, los ojos, brillantes. Me miró como si nos conociéramos de toda la vida. Me empezó a hablar de lo de la habitación del piso y le dije: ¿Te vas a poner a hablar de pisos un viernes por la noche? ¡Vámonos de cañas! Dios mío. Me tumbó. A estos pamplonicas, con el ADN-San Fermín no hay quien los gane.

Empezaba en Tele 5, luego se fue a Sevilla y con ese talento inmenso para el reporterismo en televisión la he seguido durante estos diez largos años en los que nos perdimos de vista, lo que en nuestro caso es un barato juego de palabras, porque ella estaba todo el santo día en mi tele.

Ha hecho reporterismo de campanillas, y ahora esta profundamente dolida. Lo entiendo y lo comparto.

Espero que este post sirva para compartir este desagradable momento y aprovecho para recordarle que es precisamente ahora, cuando los llamados, somos los encargados de impedir que muera el Periodismo.

Y que aunque Edurne no lo sepa, es precisamente ahora cuando tiene más trabajo que nunca. Y no es otro puto juego de palabras.

En el minuto 1 del vídeo que se curró Jon Laiseca para el post ‘Huérfanos de CNN+’ que publicamos en 1001 Medios, aparece Edurne.



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